lunes, 28 de diciembre de 2009

AVATAR DE JAMES CAMERON

Viendo la pelicula Avatar del premiado James Cameron, debo decir que no superó mis expectativas ya que se anunció con tanto bombo que de verdad lo unico bueno fue los efectos especiales.

El argumento estuvo algo inconsistente y su discurso fue algo antipatriotico USA porque si vemos de fondo, el arbol representa la riqueza natural que cualquier americano suele adjudicarse haciendo guerra y en la pelicula vemos tambien una GUERRA en la cual no gana el clásico americano super poderoso pero llega, destruye y aniquila a la poblacion independientemente de la gran diplomacia que debe seguir estos asuntos.

Por eso decimos que es antipatriota ya que se revelan los aborigenes y le hacen tambien la guerra al poderoso USA y la ganan a costa de mucha sangre, pero seamos sinceros, qué pais pobre al que le quitan su riqueza natural como Africa o Afganistán logran revelarse a esa magnitud y libran la batalla. ¡Ninguno!

Lo unico rescatable de esta pelicula, a mi criterio, y la verdad con tono moralista más que otra cosa, es que si queremos ganar una batalla tenemos que unir esfuerzos.

He leido comentarios de que una persona fue a ver con su hijo de 7 años al cine y al salir el niño preguntaba: "¿Qué podemos hacer si nos hacen una guerra para quitarnos nuestros arboles?"

Sinceramente no se ve ningun argumento ecológico ni ambientalista, puesto que la guerra que asumen los Navi es por el bienestar de su gente, como cualquier pueblo en guerra.

Muchos son los argumentos para considerarse esta película una obra maestra, no niego que lo sea pero unicamente merece los excelentes efectos especiales y valorandola como ESPECTADOR, le pondria un 7.5 porque le faltó algo de consistencia al argumento ademas de que tiene demasiados cliclés o lugares comunes, como suele decirse en la narrativa.

No dudo que haya personas que les haya encantado y le pongan un 10 a esta pelicula pero como espectadores debemos exigir más en las pantallas ya que gracias a la publicidad te meten la idea de que es una excelente pelicula y wuala!!! te lo crees.

En fin, repito, es mi opinion como espectadora no como crítica aunque podria hacerlo como critica pero el asunto es que, y hago incapie en esto, QUE DEBEMOS EXIGIR MÁS COMO ESPECTADORES.

El crítico sólo es eso, un crítico y sólo nos apoya a ver las cosas desde su optica y eso fue lo que le pasó a muchos, como los criticos dijeron que era una EXCELENTE PELICULA bajo esa lupa se vio y se cumplió el objetivo tanto de J. Cameron como de los críticos..."VENDER LA IDEA" eso es ESTADOS UNIDOS al fin y al cabo, MERCADOTECNIA, BUSSINESS, DINERO, EXPLOTACION

viernes, 27 de febrero de 2009

martes, 13 de enero de 2009

La caperucita azul

Autor: Ignacio Viar 

Aquella niña de siete años, inserta en paisaje alpino, era encantadora. La llamaban, por su indumentaria, caperucita azul.

Su encanto físico quedaba anulado por su perversidad moral. Las personas cultas del pueblo no podían explicar cómo en un ser infantil podía acumularse la soberbia, la crueldad y el egoísmo de un modo tan monstruoso.

Sus padres luchaban diariamente para convencer a Caperucita.

– ¡Llevarás la merienda a la abuelita!

– ¡No!

Y surgían los gritos y amenazas. Todo lo que surge cuando hay un conflicto educacional.

Caperucita tenía que atravesar todos los días, tras la discusión, un hermoso pinar para llegar a la casita donde vivía sola su abuelita.

Caperucita entraba en casa de su abuela y apenas la saludaba. Dejaba la cesta con la merienda y marchaba precipitadamente, sin dar ninguna muestra de cariño.

Había en el bosque un perro grande y manso de San Bernardo. El perro vivía solo y se alimentaba de la comida que le daban los cazadores. Cuando el perro veía a Caperucita se acercaba alegre, moviendo el rabo. Caperucita le lanzaba piedras. El perro marchaba con aullido lastimero. Pero todos los días el perro salía a su encuentro, a pesar de las sevicias.

Un día surgió una macabra idea en la pequeña, pero peligrosa mente de la niña. ¿Por qué aquel martirio diario de las discusiones y del caminar hasta la casa de su abuela?

Ella llevaba en la cesta un queso, un pastel y un poco de miel. ¿Un veneno en el queso? No se lo venderían en la farmacia. Además, no tenía dinero. ¿Un disparo? No. La escopeta de su padre pesaba mucho. No podría manejarla.

De repente brilló en su imaginación el reflejo del cuchillo afilado que en su mesita tenía la abuelita.

La decisión estaba tomada. El canto de los pájaros y el perfume de las flores no podían suavizar su odio. Cerca de la casa surgió de nuevo el enorme perro. Caperucita le gritó, lanzándole una piedra.

Llamó a la puerta.

– Pasa, Caperucita.

Su abuela descansaba en el lecho. Unos minutos después se oyeron unos gritos.

Cuando el cuchillo iba a convertirse en un instrumento mortal, Caperucita cayó derribada al suelo. El pacífico San Bernardo había saltado sobre ella. Caperucita quedaba inmovilizada por el peso del perro. Por el peso y el temor: Por primera vez, un gruñido severo, amenazador, surgía de la garganta del perro.

La abuelita, tras tomar un copa de licor, reaccionó del espanto. Llamó por teléfono al pueblo.

Caperucita fue examinada por un psiquiatra competente de la ciudad. Después, la internaron en un centro de reeducación infantil.

La abuelita, llevándose a su perro salvador, abandonó la casa del bosque y se fue a vivir con sus hijos.

Veinte años después, Caperucita, enfermera diplomada, marchaba a una misión de África.

-¿A qué atribuye usted su maldad infantil? –le preguntó un periodista.

– A la televisión –contestó ella subiendo al avión.                               

En África, Caperucita murió asesinada por un negro que jamás vio un televisor, pero había visto otras cosas.