jueves, 25 de marzo de 2010

La poesia de José Emilio Pacheco

Es uno de los poetas más influyentes de las letras hispanoamericanas. Ha incursionado en diversos campos como la poesía, la prosa y el drama, el periodismo literario y la antología, también ha sido traductor de obras y crítico literario.

Pacheco es un autor prolífico, ya que desde que agarró la pluma no ha dejado de escribir. Es un poeta comprometido consigo mismo y con la sociedad. Podemos ver que sus obras son consecutivas y toma la poesía como un conocimiento del mundo, de su entorno inmediato y como un autoconocimiento de su propia poesía, ya que ésta tiene una misión reparadora porque en esa actividad se busca una especie de consuelo.
La actual edición de su obra poética completa comprende doce libros de poesía. Algunos de sus textos en prosa son: El viento distante y otros relatos (1963), Morirás lejos (1967), El principio del placer (1972) y Batallas en el desierto (1981). Además tiene algunas obras teatrales, aún no llevadas a escena y varias traducciones de autores norteamericanos y franceses.
Ha recibido varios premios entre los que cabe citarse: Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de Periodismo Literario, Premio Xavier Villaurrutia, Premio Magda Donato, Premio Nacional de Lingüística y Literatura 1992, Premio José Asunción Silva en 1996, el Premio Octavio Paz en el año 2003 y Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2004. Actualmente (octubre de 2005) ha sido acreedor II Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca.
La presencia de José Emilio Pacheco fue reconocida desde principios de los años 50’s, ya que su obra fue reconocida muy pronto, puesto que su nombre ya figuraba en antologías donde también se incluían a granes poetas latinoamericanos, gracias al dominio de las formas clásicas y modernas, así como al enfoque universal de su poesía.


Su labor literaria abarca la traducción de obras norteamericanas y francesas (situación que le confirió versatilidad, que Pacheco reconoce a la que él prefiere llamar Aproximaciones); su actividad literaria comprende poesía, prosa e incluso teatro, además de su importante trabajo periodístico y crítica literaria.
Pacheco no pertenece a una corriente propiamente. Los críticos han decidido designar como contemporáneos, además del grupo de Los contemporáneos, a aquellos poetas que tienen una producción literaria a partir de 1920. En este caso, Pacheco es heredero de la escuela de Paz, de Arreola, de Fuentes, de Borges y hasta de Rulfo, como se verá a través del desarrollo del trabajo.
En la poesía sigue de cerca a Octavio Paz en cuanto a que es heredero de la tradición paisana pues para estos dos poetas: pues “si somos un tiempo personal, somos también parte de un tiempo que surge desde nuestros ancestros olvidados y somos (…) tiempo histórico que, con todo, nos conduce a salir del tiempo y a conocernos entre los otros” .
Sin embargo Pacheco es mucho más sencillo que Paz, de fácil captación, lo que no significa que no tenga cierto grado e complejidad en el mensaje. Así mismo, hay en Pacheco un cuestionamiento de su función como poeta. Mario Benedetti señala que su poesía es expresada con tal sinceridad que no despierta en el lector ni siquiera la mínima sospecha de que acaso se trata de una hábil máscara autocrítica .
La Obra poética de José Emilio Pacheco es ciertamente compleja. Por ejemplo, cambia el simbolismo de la cosas y crea sus propias metáforas y su propio código de símbolos. Puede verse que en Los elementos de la noche y El reposo del fuego utiliza la palabra fuego para referirse a la angustia (cuando fuego normalmente se emplea como símbolo de pasión, del combate, del entusiasmo, de la alegría), así como también identifica a la higuera con la tristeza y el polvo es desintegración.
Pacheco usa el verso blanco, por lo que no se observa una rima, como tampoco una métrica definida. Lo que sí puede encontrarse alrededor de su poética es un estilo de las “cajas chinas”, ya que dentro de su poemario encontramos un poemario y sus diversos poemas.
Encontramos en su obra completa un poema alusuvio a la guerra de Vietnam, también comprende ciertas cuestiones de lo que provoca las agresiones a la ecología, a la naturaleza, refiriéndose a ella como unas ‘variantes de la muerte’: “nada se destruye ni devuelve/el verdor a la tierra calcinada”.
Pacheco le canta a la patria y a la gente, si bien no a la manera de Ramón López Velarde, pero sí con su estilo más coloquial :
No amo a mi patria
(…)
pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos
cierta gente
En uno de sus poemas se dirige a la mujer de una manera delicada como lo hace Arreola en sus cuentos del Confabulario:
Mujer, no eres yo
pero me haces falta
(…)

Y como representas la mitad que no tengo
y te envidio el poder de construir la vida en tu cuerpo
diré: nació de mi, fue un desprendimiento


En sí gran parte de la Obra poética de José Emilio Pacheco gira en torno a la Historia y a la Poesía. Por tal motivo, en el análisis se expondrá primeramente los poemas respectivo a la Historia, y luego los referidos a la Poesía, más bien a la metapoesía del autor.
Por ejemplo, en el poema titulado Aceleración de la historia nos dice que la Historia que se escribe hoy, puede cambiar mañana. Aunque no sólo puede referirse a la Historia propiamente, considero que esta estrofa es polisémica, por ejemplo también puede referirse a todo lo que converge en la Historia del mundo, como podría ser también las teorías que queden obsoletas o lo que hoy es novedad, luego puede ser arcaico:
Escribo unas palabras
y al minuto
ya dicen otra cosa,
significan
una intención distinta

Podemos ver que en el poema titulado Crítica de la poesía comprendido en su poemario “No me preguntes cómo pasa el tiempo” muestra su sentir de la poesía y por ende, de la suya: “Nuestra época/nos dejó hablando solos”. Recuerdo que cuando leí el diario donde se anunciaba que Pacheco había ganado el premio García Lorca; de Poesía, mencionó que estaba orgulloso de que le hayan otorgado el premio y sobre todo, recalcó el poco interés que se tiene de la misma, pues según él antes era más fácil que se lea un libro y ahora con el Internet la lectura ha pérdida importancia. En sí todo el poemario de “No me preguntes cómo pasa el tiempo” se nota y se siente el autocuestionamieneto de su función como poeta.
La Obra poética de José Emilio Pacheco es tan extensa y versátil y en ella se aprecia una constante preocupación de su ejercicio como poeta y lo expresa con tanta sinceridad que no parece notarse. Asimismo va fortaleciendo su capacidad de cuestionamiento, no sólo de su función como poeta sino también de su compromiso social.
Este poeta, abarca todos los temas, desde los volcanes, la naturaleza, la poesía, la función de ésta, la crítica y su importancia y hasta a la IBM, como una herramienta nueva del poeta, el hombre, el mexicano, la historia y su cultura. Todo esto no es más que el medio que le circuncida y que lo va aprehendiendo, pero que a veces no es muy fácil de comprender o simplemente no se lo puede explicar.
En general, en la obra se manifiesta una poesía clara, sencilla y amena, con un lenguaje coloquial. Algunas veces contiene poemas de tres versos que pueden leerse en cualquier momento, pero desde mi punto de vista, esta brevedad provoca cierto interés en el lector a seguir leyendo más poemas, y así éste se va adentrando cada vez más en la obra. Quizá este es uno de los juegos de Pacheco, alrededor de su poética

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